viernes, 31 de julio de 2009

El que hoy no lloviera le rompió su corazón de lata. Su mirada de perro moribundo reflejaba su tristeza; aunqe el queria a los demas árboles, probablemente estas canciones le recordaban otra cosa. Quizás un árbol de un país distante, una bella canción de cuna o un tierno beso... Un beso de enamorado que se guia por el olor a miel.


Horas más tarde, estaría pensando de nuevo en aquella lluvia tan esperada que no llegó esa tarde. Más le valia q no llegara y trajera con sigo cada gota algun recuerdo aunados con el dolor.

Pero debía enfocarse, no podía pensar en el mañana, ni en dos horas, ni en dos segundos más tarde, todo se centraba en el hoy. Pero, ¿qué tenia de interesante el hoy? Solo los lugares ahora vacios y pensamientos vagos; solo un montón de decepciones, de esperanzas inútiles y recuerdos hirientes. Pero que más daba, ahora el sitio del movimiento era ese instante. Debía actuar rápido, hacer lo que debía, ir a donde tenía que, correr si era necesario...

Y encontrarla...

Y tomarla entre sus brazos...

Pero ya no podia, por más vividos que sus recuerdos fueran, en cada sitio que estuvieron, cada palabra que se dijeron, o no lo hiceron, habian empezado a nunca existir...

¿Su muerte tal vez?


¿o un olvido?


(no importa son casi igual)



Y fué así, como las memorias vivas de un hombre inexistente, le hacían estremecer cada vez que su recuerdo volvía, viendo en su imaginación sus cabellos moviendose al ritmo de una bella melodía, opacada solamente por su voz, dulce y armoniosa como mil coros de angeles del paraiso.
Y entonces la lluvia porfin llegó, dejándolo caer en la realidad otra vez.

-Lluvia de mis demonios, que me condenas al no aparecer, y me acaricias el rostro con tu llegada- decia. Pero más por el no podia hacer... pues bajo sus locuras el no la podia entender.