domingo, 13 de diciembre de 2009

Mutismo

    ¿Qué ha hecho la vida con el hombre? Cansado, que en su paso destructivo por el camino desolado, deja de ver más allá de sí mismo. Era la época en que los corazones se ponían frios, debido principalmente a la falta de un hogar, un cariño en el que se pudiera ver el horizonte a tres pasos, cruzar el mar con los ojos vendados, detener el tiempo sin haber conocido nunca la hora.
    Fué en ése momento cuando el anciano encorvado bajaba por la escalera de madera desvencijada, convencido de que la vida no tenía sentido alguno. -¿Quién de tus vástagos fué el que pasó corriendo por encima de mi, despertándome de mi sueño?- comentó la escalera al hombre. -Ha sido el más pequeño de ellos- respondió el viejo. - Deberías de calmarle, pues si vuelve a despertarme juro que le privaré de su vida- advirtió la escalinata. -Tu descuida, pues la siguiente vez será otra cosa- dijo por último el hombre.
    Todo el mes siguiente, el anciano habló poco a poco con el niño. Con sus sabias palabras, el pequeño fué haciendose cada vez más listo y, de cierta manera, más maduro. Para la siguiente temporada, el niño, de hecho, parecía ya todo un hombre; todo rastro de puerilidad en él había desaparecido por completo. De hecho, de tanto que aprendió del anciano, incluso comenzó a ir a la universidad. Fué un hombre exitoso y formó poco después una familia. Pasaron los años y el anciano murió, una triste noche de estío. El hombre, las noches siguientes iba a llorar la muerte de su abuelo en aquella escalera de antaño. Fué sino hasta el sexto día de lamentos que la escalera despertó, hablandole al hombre. -¿Cuál es la causa de tu llanto que me ha despertado, hombre descuidado?- dijo la escalera. -He venido hasta aqui a llorar en memoria de mi pérdida, del la persona que me enseñó a vivir, a ser quien soy- contestó el varón. -¿Así que el viejo ha muerto? La longevidad es un don que no todo el mundo recibe. Por desgracia, amenacé con quitarle la vida a aquel chiquillo que una vez hubo de perturbar mi sueño, y sé que tu eres aquel niño.
    La habitación se llenó de frio, el hombre se levantó y trató de correr, pero solo alcanzó a bajar un pié del escalón para cuando cayó al suelo. Lo último que sintió, fué una pequeña astilla penetrando su corazón, tan delgada y ligera que apenas e hizo una marca en su piel.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Deidad

    Hoy Nuevamente es de noche, como ayer, y como seguramente será mañana. Hoy nada tiene significado. Hoy es el último día que me queda de ser humano. Mi lapso en la Tierra terminó.
    Que relajada es la noche, de extraños pasos en la acera, y de un laxo comportamiento. Caminaba lentamente, con mi mente distraída, tratando de pensar en todo, en lo que fuese. Recordaba aquel sueño: una vez más logré ir por los cielos, sin control alguno, libre. Quizá es la libertad a la que aspiro, y no necesariamente al amor. Pero que clase de frio mundo lúgubre sería el mío si no existiera rastro divino que lo alumbre. La llama eterna del deseo, la lujuria, las pasiones no carnales, y así la mirada lasciva; y poco a poco verme perder mi falsa lozanía.
    Que triste pensamiento recorre la mente desviada del ser devastado. En medio del bosque aún ve esperanza en sentimientos egoístas. Que desesperación tan inmensa que le llena de ansia el cuerpo, con impresionante anhelo de sangre. -"Quiero matar esta noche, y hacerme uno con la estrella de la mañana, la más brillante entre los astros celestes." -"Se uno conmigo y vive dentro de mi, que yo te llenaré cada rincón del cuerpo con mi eterno poder"-, fueron sus palabras en la alucinante cabeza del ser. -"Quiero unirme, quiero dejar mi cuerpo. Quiero pertenecerte."
    Por mera paligenesia volvía a ver el pájaro cantar en la mañana, la luz del sol inundando el bosque, que esta vez no era tenebroso, era un buen lugar. Comía una manzana de un árbol frente a él. La sensación, era una satisfacción pura, un gozo inefable en su boca. Atisbo de la verdad.
    "¡Sufrirás! ¡Tu! ¡Lacayo del averno, servidumbre del Oscuro! Estas desde ahora maldito por órden directa del amo y creador del universo entero, quien por su palabra crea la vida y por su palabra crea los cuerpos. ¡Osaste desafiar la palabra de aquel que te concedió la oportunidad de redimirte, de salir adelante, de ser Feliz! No tienes desde ahora derecho de pensar en un futuro claro, pues no quedará criatura viva que pueda en tí confiar. ¡Tu, sórdido ser, permanecerás desde ahora y para siempre untuoso a tu hoy Amo y Señor, para que él sea quien te lleve día con día a la perdición!". Esas fueron las últimas palabras del ángel. Permaneció inmóvil por muchos meses, sin mencionar palabra; esperando a que se le diera la órden de salir.    
    Mil quinientos años más tarde, se le llamó. Por fin salió de las sombras.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Desilusiones

     Camina la noche tranquila. El murmullo y la deshonra del último día de los hombres en el mundo. ¿Por que será mi inquietud por ver muerto a aquel que nada me ha hecho? El sonido claro del viento en el aire parecía mover mis pensamientos al momento justo donde sucedería.
    ¿Quién seré yo para cuestionar al destino de sus actos, o moverme a voluntad por el universo? Solo eso hago, constantemente, cuestiono sus métodos y critico sus acciones. ¿A dónde fué mi ansiedad y mi desesperación, que antes engolosinaba mis palabras y llenaba de ímpetu mis letras? ¿A dónde fué mi soledad, mi eterna compañera y amiga, que me inspiraba en los momentos de profunda agonía y dolor? Fué mi propia actitud la que alejó aquellas tristes facetas de mi vida, dejandolas en el camino que mis pies no volverán a cruzar.
    ¿Será el cosmos tan vasto, o el deseo tan poco como para no encontrar de nuevo la perdición? Es irónico el pensar que tenía mi propia aceptación cuando no necesitaba de nadie ni de nada, estando rodeado de conocidos y amigos, pues no necesitando del amor pleno podía disfrutar de aquello que aprendí a amar...
    Llevo un pequeño libro negro, vacío; donde pensaba poner cientos de cosas, llenarlo de pensamientos y refleciones que haga. Veo un poco atrás y siento que me he degradado. ¿Quién soy yo en este instante, y quién seré al siguiente?
 
    ¿A dónde se fué mi pasión?