miércoles, 16 de septiembre de 2009

Viva México

¡Qué glorioso es el día de la patria, de la soberanía, de la independencia!














Que amargo sabor me llega a la boca, al pronunciar las palabras ¡Viva México! sin emoción, sin nisiquiera sentirlas de verdad. Quizá soy aún ignorante del sentido real de la motivación, de la fiesta, de la alegría de vivir los días de celebración nacional; de elevar en lo alto mis símbolos pátrios, ésos que le dicen al mundo quienes somos, cómo nos formamos y de dónde venimos. No lo comprendo. Es todo aquello una máscara ante las sociedades, ante los pueblos que tienen la idea errónea del mexicano, o tal vez la correcta.
Pueden no estar completamente equivocados al darnos el rol del indio borracho tirado al pie de un nopal, dormitando con su sarape y su sombrero, y la botella semi vacia de tequila con la que gusta ahogar las penas. No, ya no somos eso. Al menos no la gran mayoria del país. No, hoy el neoliberalismo y la globalización han hecho de nuestro entorno, cuna de los grandes avances científicos, tecnológicos y sociales que en otras naciones se han implementado. La cultura hoy es una cosa que debe pulirse para despues guardarse en una cajita, al fondo del ropero. Hoy por hoy, no hay duda de que vamos por el buen camino. Donde antes había pobreza, analfabetismo, necesidad, ahora hay caminos nuevos, carreteras, edificios gubernamentales, secretarías improductivas, tiendas extranjeras y maquiladoras de las grandes potencias mundiales que hacen de nuestra nación lugar del empleo y de la solidaridad.
En nuestra sociedad, el machismo ha sido completamente erradicado. En la actualidad, las mujeres gozan de una igualdad ciudadana junto con los varones, quienes, a su vez, han sido participes cada vez más de la vida familiar, tanto en el cuidado y atención de los hijos, como en la ayuda en las labores domésticas. Es así como el rol de la mujer cada vez más se vuelve equitativo en comparación al del hombre.
La vida política de nuestro Estado independiente es de las más efectivas del mundo. Estamos a sólo un paso de alcanzar a las potencias de la Unión Europea y Estados Unidos en cuanto al manejo de nuestra nación. Nuestros políticos, son gente honesta, cabal, dadivosos, siempre dispuestos a ver por la gente a la que representan. La democrácia en nuestro país es un ejercicio ciudadano, del cual ellos participan con todo el esfuerzo para hacer de la elección una respuesta a sus necesidades más primordiales.
Por último, solo queda mencionar que en éste día tan grandioso, todos nosotros, nos sentimos orgullosos de ser pertenecientes a la Patria Gloriosa, de nuestros Estados Unidos Mexicanos que jamás estuvieron separados, de nuestra supuesta Democrácia como ejercicio legal de la confabulación política, de nuestra sociedad Prejuiciosa y Machista, del Narcotráfico y las Benditas Drogas que sostienen la Economía, de la Cerveza, el Tequila y el Mezcal (por mencionar algunos) que son más importantes que el Alimento en los hogares mexicanos; de los Embarazos en adolescentes y de la Vida Sexual Activa a partir de los catorce años, de las Familias Disfuncionales y los Divorcios, así como la Violencia Familiar y el Abuso Sexual. Por eso todos decimos en este sublime 16 de septiembre: ¡Que Viva México!

viernes, 11 de septiembre de 2009

Mi frívola sangre carmesí

En el día séptimo de la semana me desperté. Pasmado, indiferente. Solo.

Un bello, bello día. Aunque abrumado por el vehemente fervor de Helios, fue una fecha en definitiva memorable, ¿Quién podría olvidar lo sublime del rostro de la bella mujer del sueño? Aquel súcubo que por una noche me quitó el alma de por vida.

Con cada día que pasa mi exigencia es mayor; con un pretencioso pensamiento que me da la idea de que debo lograr más de lo que eh logrado, avanzar cada vez más lejos, llegar hasta donde pueda llegar y aun más.

Veo mi pasado y río. Viviseccionando cada uno de mis pensamientos, cada una de mis emociones, cada una de mis decisiones, cada uno de mis pasos futuros, no llegando así a una conclusión racional. Errando por la vida, sin destino, ni meta.

Ni rastro del más intrínseco de mis pensamientos. Aun no estoy listo para comenzar a indagar, pero debo saber, debo aumentar este mezquino conocimiento.

¿Qué mas puedo decir? Camino abúlico y sórdido por un camino de perdición, rumbo a mi muerte.