lunes, 7 de julio de 2014

Sobre lo inevitable

Confundido, pasé una noche muy extraña pensando en sucesos que aparentemente no habían ocurrido. Sin saberlo, estaba ignorando por completo la única y absoluta verdad sobre el universo: nunca se detiene.
Siempre está ocurriendo algo en algún lugar. Las cosas comienzan de la nada, casi literalmente. Una decisión que nos lleva a una serie de acontecimientos que fluyen y desembocan en distintos posibles escenarios. 
Sin darme cuenta comencé a ser partícipe de un evento catastrófico, el último destino del mundo conocido. Caminando pude ver por fin como el día nacía en el horizonte, como en mi vida jamás volvería a pasar por aquellos lugares, mis pies jamás se recuperarían.
Hubo alguna vez alguien que me habló sobre la desdicha y la desgracia. Como una describe perfectamente lo miserable que se puede llegar a ser. Perder por completo la dignidad, así como sucumbir ante la tristeza y el dolor propio o ajeno. La otra podría parecer igual, sin embargo, se presenta diferente. Expresa la contrariedad a lo que uno esperaba. El resultado opuesto que nos puede causar tristeza, sin llegar a la depresión. Puede causar dolor, sin dejar una herida abierta. No se, suenan iguales pero se sienten diferentes. 
Es extraño como se vuelven tangibles las cosas que flotan en el aire. Veo las pocas estrellas que quedan en el cielo y me pregunto si algún día las dejaré de ver por completo. Quizá si. Probablemente se están terminando... Mis ojos, no las estrellas.