sábado, 22 de agosto de 2009

Volviendo a caer

Hoy, en el peor día de la semana, vemos imágenes en la cabeza. Las palabras cada vez mas retorcidas y complicadas me hacen doler la cabeza en tratar de descifrarlas: las mías. No puedo dejar de moverme, de tener esa sensación de intranquilidad constante, de continua batalla. Pasa el tiempo y el humo me llena los pulmones. Me embriaga el licor que entra por mi boca, el veneno que inyecto por mis venas. Me ayuda a seguir adelante la sensacion, hermoso vicio. Me alegra en tristeza, me alienta en timidez, me da valor en la cobardia. Me da la certeza de que soy el único que puede existir.
No hablo de cosas físicas. No hablo de lo tangible, lo que todo el mundo ve y siente. No hablo de lo obvio, lo que aparentemente es. No hablo de ser lo que no soy. Hablo de ser quien en realidad soy. Es tan cruel el mundo. Es malo el lugar, tan frio el suelo. Es tan apatica la gente, tan insensible. Tan demoniaca, tan poseida. Tan anónima.

¿Qué haces en un momento así?

Ya pasará, ya pasará.


Cogito ergo sum

domingo, 16 de agosto de 2009

El hoy, el mañana y el todos los días

Hoy veo la manta. La enorme frazada que nos cobija. El dolor del pasado ya no me persigue. Ya no sufro de ver tu rostro con tu sonrisa tan hipócrita; el que me digas que te has andado chuleando, pasando de boca en boca y de cada uno de los labios que escupieron tu nombre. Ya no temo de verte a los ojos. Ya no espero tu respuesta, que se de antemano que no llegará. Ya no espero que se abra una puerta mística que te traiga de vuelta. Por lo pronto se que ya no volverás.

Hoy veo en el cielo las pisadas de mil niños. Con suerte, hoy no será un mal día. El camino más cercano (el de la derecha) me lleva directo hasta donde descanzas; ese lugar escondido donde tu espíritu alegra las mañanas, donde el atardecer se ve más lindo que de costumbre, y el fuego de tus palabras me calienta las manos.

El otro camino es más largo. Me deja muy lejos de lo que amo. Me aleja de mis amigos. Me impide la vista y me da horribles dolores en el cuerpo. Es un camino más iluminado que el más cercano, que es frío y tenebroso. Es raro como al finalizar el día prefiero tener que cruzar ambos, no tener que decidirme a escoger; saber que puedo errar, pero no saber si será la última vez que lo haga.

Es la brisa del alba la que me alienta a seguir. El olor a conocido me tranquiliza, me da seguridad. El saber que eh andado por ahí con anterioridad me ayuda a caminar con paso firme. Siguiendo el ejemplo, procuro no dejar de andar, no dejarme vencer, sabiendo que día a día el viento se renueva, y que el sol de mañana no arruinará mi sol de hoy.

Hoy, quiero seguir un ejemplo.

domingo, 2 de agosto de 2009

El que y el quien

Es felicidad, es amor, es ilusión, es vida, es sueño, es alegria, es gozo, es bueno, es grandioso, es esplendido, es óptimo, es gustoso, es placentero, es bello, es gracioso, es angelical, es sublime, es noble, es agradable, es delicado, es delicioso, es macanudo, es clemente, es compasivo, es justo, es ingenuo, es exquisito, es fino, es sencillo, es afable, es sensato, es recatado, es honorable, es apacible, es indulgente.

La horrible sensación del observador intranquilo. El silencio aterrador y la magnífica vista del cielo, en una noche nublada y húmeda. La infeliz expresion en su rostro y la angustia de su pecho. Las palabras sabor a muerte que aún no salen de su boca, y las lágrimas contenidas en el caudal de su alma. Las manos débiles del inquieto.

sábado, 1 de agosto de 2009

La segunda tierra

El último día del año, pensé muy seriamente en salir. Salir a dar un paseo, una caminata nocturna. Mis brazos rozaban levemente mis costados. Mis piernas se avalanzaban una frente a la otra. Mis párpados comenzaban a parpadear rápidamente. Mis hombros caían. Mis pasos se volvían errados. Mi boca se abría, dándole paso a un gran bostezo. Cerré los ojos por un leve instante. Caí, y para cuando me di cuenta, estaba completamente acostado en el suelo.

Una luz. Al principio deslumbrante, cegadora. Luego, al acostumbrarse mis ojos al intenso brillo, noté que el resplandor venía de una puerta. Caminé hacia ella, como hipnotizado, más aún consciente de mi. La puerta daba a una pradera muy grande, de pastos verdes y árboles frondosos en el fondo, muro del bosque. Había también un enorme cielo azul, y un sol de las diez de la mañana. Era realmente un paisaje bello. Salí por la puerta y di algunos pasos.

Me senté más adelante y contemplé durante un rato. No había ruido, ni animales, ni insectos a mi alrededor, ni movimientos de las plantas por el viento. Nada.

Comenzó a llover.