domingo, 6 de diciembre de 2009

Desilusiones

     Camina la noche tranquila. El murmullo y la deshonra del último día de los hombres en el mundo. ¿Por que será mi inquietud por ver muerto a aquel que nada me ha hecho? El sonido claro del viento en el aire parecía mover mis pensamientos al momento justo donde sucedería.
    ¿Quién seré yo para cuestionar al destino de sus actos, o moverme a voluntad por el universo? Solo eso hago, constantemente, cuestiono sus métodos y critico sus acciones. ¿A dónde fué mi ansiedad y mi desesperación, que antes engolosinaba mis palabras y llenaba de ímpetu mis letras? ¿A dónde fué mi soledad, mi eterna compañera y amiga, que me inspiraba en los momentos de profunda agonía y dolor? Fué mi propia actitud la que alejó aquellas tristes facetas de mi vida, dejandolas en el camino que mis pies no volverán a cruzar.
    ¿Será el cosmos tan vasto, o el deseo tan poco como para no encontrar de nuevo la perdición? Es irónico el pensar que tenía mi propia aceptación cuando no necesitaba de nadie ni de nada, estando rodeado de conocidos y amigos, pues no necesitando del amor pleno podía disfrutar de aquello que aprendí a amar...
    Llevo un pequeño libro negro, vacío; donde pensaba poner cientos de cosas, llenarlo de pensamientos y refleciones que haga. Veo un poco atrás y siento que me he degradado. ¿Quién soy yo en este instante, y quién seré al siguiente?
 
    ¿A dónde se fué mi pasión?

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